Tipos de profesor evaluador, en las instituciones de educación superior o universitaria

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Introducción

   Uno de los aspectos fundamentales en el proceso educativo en cualquier nivel y en cualquier país del mundo es la evaluación. Como afirma Moreno 2015

    Las prácticas de evaluación de la educación (superior) en nuestro país –México- continúan dominadas por esquemas verticales donde los individuos evaluados asumen un rol pasivo, convertidos en objetos y nunca en sujetos de la evaluación, cuya participación se limita generalmente a suministrar información o datos que se requieren por parte de los evaluadores para rellenar los formatos correspondientes.

     La evaluación es realizada por los profesores o facilitadores de un curso o asignatura. Ahora bien, no todos realizan el proceso evaluativo de la misma manera. Como afirma el autor anteriormente mencionado, es necesario “una serie de competencias profesionales, tales como: habilidades interpersonales y de comunicación, métodos de investigación, análisis de datos, gestión de proyectos, ética profesional, conocimiento del contexto social y de la naturaleza del objeto evaluado”, además de conocimientos propios de la disciplina de evaluación.

    Lo cual implica, que en la evaluación del quehacer educativo, cada profesor realiza dicho proceso desde una perspectiva personal. Aquí hay que preguntarse ¿Cuántos profesores universitarios tienen las competencias, habilidades conocimientos y destrezas en materia de evaluación? ¿Cuál fue su preparación? ¿En qué teorías se sustentan?, ¿Cómo establecen los criterios y ponderaciones? ¿Cuál es el objetivo u objetivos a lograr en el proceso evaluativo?  Son preguntas que requieren respuestas y en este escrito se deja para la reflexión y discusión.

Ahora bien, lo anterior implica que desde lo empírico los profesores realizan una evaluación –con o sin fundamento teórico-  por lo tanto, debe existir una tipología o categorización de cómo ellos desarrolla dicha función evaluadora en educación.

      Así que, el objetivo es mencionar los elementos que describen a los tipos de profesores evaluadores en educación superior. Esta tipología de evaluadores, se sustenta en una visión introspectiva vivencial de la autora. Por lo tanto, se espera leer comentarios, que permitan construir una descripción robusta y válida para cualquier ámbito educativo universitario. Los apartados son: características de un evaluador de carrera, aspectos a tener en cuenta en la evaluación, tipología de los profesores evaluadores universitarios y comentarios de cierre que motive la discusión.

Características de un evaluador de carrera

    La evaluación en cualquiera ámbito educativo debe ser realizada  o guiada por un profesional, como afirma Kaesbauer, «debido al enorme impacto de las evaluaciones, sólo deberían ser realizadas por individuos con los conocimientos y las habilidades para hacerlo de una manera eficaz y ética» (Kaesbauer, 2012: 12).

    El ser evaluador implica, como ya se mencionó anteriormente, unas capacidades y preparación específica. Tanto así, que existen organismos internacionales, que establecen las pautas para su formación e importancia en el quehacer educativo.

     Por ejemplo, los Principios rectores para los evaluadores, de la American Evaluation Association (AEA) (Asociación Americana de Evaluación). Aunque, no establece las competencias del evaluador, si la importancia que sea realizada como una práctica profesional.

 La Canadian Evaluation Society (Sociedad Canadiense de Evaluación) (CES) con las Series de Habilidades Esenciales de Evaluación (ESS). La cual establece las habilidades para la evaluación de programas.

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  La Asociación Internacional para el Desarrollo de la Evaluación (International Development Evaluation Association, 2012).  Dicha Asociación propuso un conjunto de competencias para evaluadores, directores o responsables de evaluaciones y comisiones de evaluación, que se muestra a continuación, para apreciar la importancia de la preparación en materia de evaluación.

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    El proceso de evaluación requiere de preparación por parte de quien o quienes deben realizarlo. Establecer un monitoreo continuo. Además del establecimiento de acuerdos. Vale preguntarse ¿Cuándo las instituciones universitarias monitorean los procesos de evaluación? Es más, las personas que realizan tienen las competencias evaluativas.  Esto lleva a pensar, nadie buscaría a un abogado, ingeniero, administrador o docente para que realizar unos planos para construir una casa. Para eso, existen los profesionales en arquitectura. Entonces, por qué en las universidades los profesores de cualquier curso, puede evaluar a sus estudiantes. Si existen, profesionales en evaluación educacional.

Aspectos a tener en cuenta en la evaluación

   En encuentros con profesores de las instituciones universitarias se puede constatar como existe, personal académico preparado en su carrera, pero  desconoce la diferencia entre evaluación, calificación y medición. Su actividad evaluativa durante un curso se limita a cumplir con el aspecto administrativo, establecido por la institución en la cual laboran.

      En la mayoría de los casos, por desconocer lo que implica la evaluación en el proceso de aprendizaje y enseñanza causan la  deserción estudiantil o se vuelve una carrera de obstáculos no para aprender y ser un profesional de calidad sino por agradar al profesor y que este coloque la calificación de aprobado. Como afirma el autor anteriormente mencionado “es crucial toda vez que de acuerdo con la pericia del evaluador en este ámbito, las implicaciones y consecuencias para los evaluados pueden ser de muy distinta índole”.

     Por lo tanto, es fundamental tener en cuenta algunos conceptos básicos como son evaluación con calificación y medición.

articulo-ove Delia Rodríguez, 2016

     Pues, como la calificación es una función administrativa que el docente debe cumplir para responder con la institución y la medición es parte del proceso calificativo es una actividad que todo profesor realiza. Algunos, han manifestado públicamente que no debería haber evaluación; otros lo deja para el último momento, otros califican a lo largo del curso, sin permitir que los estudiantes realicen nuevamente la actividad evaluada…

    En la evaluación se diagnostica, se establece pautas para una valoración formativa que permita al estudiante autoevaluarse y coevaluarse, con los criterios establecidos por el profesor como guía para alcanzar los objetivos, habilidades o destrezas necesarias para una asignatura o curso en particular. Por eso se habla de una evaluación para formar y otra para informar.articulo-ove-2

      En el proceso de enseñanza y aprendizaje lo importante es formar, mientras que la información debe ser establecida como estrategia para el avance a otra etapa del proceso educativo. Se habla de la calidad de la enseñanza pero si no se sabe evaluar en relación con el proceso de enseñanza dónde está la calidad.

    Es además necesario reflexionar sobre las corrientes filosóficas: racionalismo, empirismo y escepticismo, en el proceso evaluativo, para comprender las inconsistencias entre la enseñanza y aprendizaje.  Existen además estilos de aprendizaje que el profesor desconoce en la evaluación.

Corrientes filosóficas y evaluación

   Probablemente un profesor escéptico no encuentre nunca evidencia adecuadas para la valoración, lo cual lleva a que no existan pautas, metas ni objetivos del porque y para que evaluar.

   El  empirista necesite que se le presente como productos de aprendizaje,  basado únicamente en la experiencia. Pero, respondiendo a la experiencia de quién del profesor o del estudiante.

   El racionalista exija una comprensión desde la razón y no desde la experiencia de aprendizaje del estudiante. Son aspectos que no se discuten en evaluación, ¿qué pasa si el profesor es racionalista y el estudiante es empirista?

  Lo anteriormente expuesto requiere de “la comprensión de un filósofo y no de un lector de filosofía” –frase del filósofo Miguel Ángel Ávila, 2017-.

     Otro aspecto a tener en cuenta en el proceso de evaluación, es desde que teoría de la enseñanza, el profesor desarrollando las actividades educativas. En algunos, casos los profesores explicitan ser constructivistas, humanistas. Las mismas instituciones universitarias en su visión, misión y propuestas establecen carreras y programas de enseñanza alternativa. Pero, en su evaluación generalmente no responde ni a la teoría de enseñanza que dicen estar desarrollando ni a la enseñanza alternativa por los criterios aplicados al evaluar.

 Tipología de docentes evaluadores

Partiendo de la afirmación de Moreno (2015) que  “para ser un evaluador competente y fiable se precisa de un conjunto de competencias, las cuales no se pueden adquirir sólo mediante la experiencia acumulada ni con una buena dosis de entusiasmo, sino que se requiere contar con una formación profesional orientada al desarrollo de tales capacidades”.

    Se presenta el siguiente cuadro,  el cual se realizó desde el análisis introspectivo y vivencial de la autora. Por lo tanto, las características que identifican a cada tipo están en sus vivencias como estudiante-espectadora y no como profesora o evaluadora de carrera. Se basa en los aspectos observados los cuales pueden ser fundamentados y comprobados.

    Hasta los momentos se identificó cinco (5) tipos de profesor evaluador. Aun no tiene un nombre que los identifique, por lo tanto, se utilizara el alfabeto griego.

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   Es necesario en escritos posteriores determinar si  el profesor-evaluador  α,  β,     Γ, Δ, ε pueden ser descritos como evaluadores o calificadores, desde la corriente filosófica como  racionalista, empirista o escéptico, y a que teoría de enseñanza responde su tipo de actividad evaluativa.

  Además es necesario establecer cual tipología de profesor-evaluador favorece o desfavorece el proceso de aprendizaje y el por qué.

A manera de conclusión

   Las dudas son más que las certezas en relación con el profesor evaluador. Desde la experiencia de estudiante planteo más interrogantes:

¿La calidad de la educación está directamente relacionada con la tipología de los profesores evaluadores?

¿Por qué no se capacita a los profesores de las universidades en evaluación?

¿Están las instituciones universitarias preparadas para una evaluación y no únicamente para la  calificación?

¿Por qué no hay mayor discusión sobre evaluación?

¿Por qué se reprueban estudiantes, si existe la evaluación formativa?

¿ la evaluación aplicada por los profesores evaluadores, es por desconocimiento o es por el poder?

   Entre los aspectos que es necesario discutir y que aquí ni se mencionó son las “relaciones de dominio y esas influencias en la toma de decisiones a partir de ciertos intereses hacen que la evaluación produzca y reproduzca formas de poder”. (Martínez, s/f).

¿Está tipología de profesor evaluador esta en favor de la enseñanza? o ¿en el mantenimiento de su cuota de poder?

Por lo tanto, si se mantiene la tesis de que “Concepción de evaluación interacciona  todo proceso contenido en el contexto educativo” entonces la tipología de profesores evaluadores universitarios está afectando  al sistema educativo en general.

 Es importante consultar al profesor cuando inicia el curso o asignatura,  el por qué, el para qué y cómo va a evaluar. Desde qué teoría de la enseñanza. Cuáles son sus objetivos. Cómo se va a desarrollar la evaluación formativa. Pues la evaluación es más que la calificación final para aprobar o reprobar.

Espero que me cuentes tus experiencias, si crees que las tipologías de profesor evaluador en el nivel superior son como te lo estoy planteando. 

                                                                                                           Delia Rodríguez   @DeliaRodr

Referencias

Kaesbauer, Susanne Anna María (2012). Teaching Evaluator Competencies: An Examination of Doctoral Programs. PhD dissertation. University of Tennessee. Recuperado de: http://trace.tennessee.edu/utk_graddiss/1314.

Martínez,  Nelson (…) La evaluación como instrumento de poder. Director de Educación a Distancia de la Universidad Don Bosco http://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/2047/1/1.%20La%20evaluacion%20como%20instrumento%20de%20poder.pdf

Moreno Olivos, Tiburcio. (2015). Las competencias del evaluador educativo. Revista de la educación superior, 44(174), 101-126. Recuperado en 27 de febrero de 2017, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-27602015000200006&lng=es&tlng=es.

 Canadian Evaluation Society (2004). Essential skills series in evaluation. Recuperado 27 de febrero de 2017 de: http://www.evaluationcanada.ca/site.cgi?s=3&ss=31&_lang=en.

International Development Evaluation Association (2012). «Competencies for Development Evaluation Evaluators, Managers, and Commissioners». IDEAS Working Group on Evaluation Competencies.

Rodríguez, Delia. (2016). Las políticas educativas respecto a la evaluación en las universidades latinoamericanas. Recuperado en 27 de febrero de 2017, de https://deliarodriguezinvestigacion.wordpress.com/2016/10/05/articulo-publicado-en-el-portal-otras-voces-en-educacion/

________________ (2016). La comprensión de la evaluación un abordaje personal. Recuperado en 26 de febrero de 2017, de https://deliarodriguezinvestigacion.wordpress.com/2016/05/12/la-comprension-de-la-evaluacion-un-abordaje-personal/

 

 

3 comentarios en “Tipos de profesor evaluador, en las instituciones de educación superior o universitaria

  1. El docente es un evaluador natural, un ente activo en el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje, quien debe aplicar procedimientos adecuados para crear altos niveles de conciencia durante el hecho educativo y propiciar situaciones de reflexión para que el educando pueda generar cambios en base a realidades. Este principio posee un sentido pedagógico concreto, pero no se puede garantizar que la adecuada práctica de la evaluación sea ejecutada por todo el gremio docente.

    El enfoque que esta postura demanda, se centra en el docente como evaluador a nivel de educación superior, he podido evidenciar cierto desconocimiento por parte de algunos colegas en cuanto al verdadero sentido de la evaluación, que es como ya se dijo antes, alcanzar altos niveles de conciencia en cuanto al desarrollo del proceso de aprendizaje, este desconocimiento puede notarse en los docentes, estudiantes y gerentes del hecho evaluativo.

    En las aulas universitarias, podemos encontrar docentes innovadores, preocupados por garantizar un aprendizaje significativo, pero también algunos pedagogos que utilizan sus capacidades y conocimiento para imponerse ante sus estudiantes, estableciendo distancias, las cuales se traducen en la imposibilidad de que el educando pueda superar al maestro e inclusive evitar que lo que enseña sea cuestionado.

    No solo evita sea cuestionado su método de enseñanza, sino su veredicto evaluativo, convirtiéndolo en un docente cerrado el cual no es capaz de generar espacios de dialogo pedagógico, frustrando en muchos casos al estudiante y trasmientiéndole un modelo de docente basado en la autoridad y una razón que no puede ser intervenida por ninguna alternativa.

    Docentes que rechazan métodos y estrategias basadas en paradigmas que pretenden el desarrollo cognitivos y humano del individuo, y que distorsionan el verdadero sentido epistémico de los mismos identificándolos como débiles, inaplicables, o que han sido creados para que el educando avale sus deficiencias.

    Ante un docente así, se pueden generar conflictos con los estudiantes, o se puede encontrar aquellos que se resignan y se conforman con lo que el docente dictamina, esos mismos estudiantes ya acostumbrados a la rigidez en el actuar pedagógico, pueden en un futuro repetir esta mala actitud.

    Es indiscutible la presencia de docentes que mantienen un estilo evaluativo normativo, en donde no hay revisión de veredictos, no se establecen criterios ni procedimientos, se imponen resultados evaluativos, todo basado en que el docente es quien tiene la razón, en otras palabras no se realiza una evaluación de tipo criterial.

    Entonces el acto evaluativo se transforma en una práctica de control y dominio, incluso de posicionamiento del docente y de ubicación del estudiante en escalas numéricas, en donde hay ganadores y perdedores, y de allí estereotipos de distinción en el grupo social.

    En las universidades hay muchos profesores, pero no todos son pedagogos, es común encontrar expertos certificados en ciencias puras, sociales, económicas, entro otras, los cuales desconocen los procesos de aprendizaje y por ende los de evaluación, se basan únicamente en la dimensión del conocer, obviando los otros aspectos del desarrollo humano.

    Es responsabilidad de las unidades de evaluación hacer seguimiento a este proceso, en oportunidades hay ciertos niveles de permisividad en cuando a la praxis docente, no es extraño escuchar frases como «hay que adaptarse al estilo del docente» «es un docente con gran experiencia en la materia» o «que extraño, nunca se ha recibido queja alguna del método aplicado por el profesor. Pareciera que no se hace un seguimiento efectivo.

    Es tiempo de trascender, de innovar, de entender que las generaciones cambian y que sus necesidades deben ser atendidas tomando en cuenta la naturaleza de los grupos, comprender que la forma en que hemos sido educados no puede ser la misma, que la tecnología revoluciona al mundo y que el docente no dirige, sino que acompaña.

    Debemos perfeccionar nuestra práctica evaluativa por medio de la investigación, del estudio, de la práctica, del ensayo, desde la capacidad de entender que somos seres humanos evaluando a similares, que lo importante no es la calificación sino lo aprendido ya que el número no me dice que es lo que se sabe sino lo que alcancé en una etapa de la vida.

    La tarea no es sencilla, pero tampoco imposible, debemos sumar esfuerzos y enseñar a las nuevas generaciones de docentes el verdadero sentido de evaluación que es reflexionar acerca de la propia vida y entender que no existe una dirección única, sino alternativas diversas y enriquecedoras.

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  2. Comentarios sobre «Tipos de profesor evaluador, en las instituciones de educación superior o universitaria» por Prof. Leonardo Uzcátegui.

    La mayoría de los docentes “evalúan” de manera improvisada. Si bien es cierta la opinión de Kaesbauer sobre que la evaluación en cualquiera ámbito educativo debe ser realizada o guiada por un profesional, nuestro sistema educativo arrastra una gran falla al dejar en manos de los docentes el trabajo evaluativo y, adicionalmente, las personas encargadas de supervisar ese rol, llámese Coordinador de Evaluación, presenta un alejamiento y un divorcio de la realidad, y la mayoría funge como un personal directivo.
    Sería interesante retrotraernos en el tiempo y volver a ensayar con los evaluadores externos, que siendo figuras alejadas de la enseñanza directa, aplicaría criterios evaluativos alejados de la parcialidad y subjetividad que nace entre el docente y sus alumnos, no es que se critique el fomento de una sana relación maestro- alumno, sino que, para efectos de un análisis crítico se debería dejar esto en manos de profesionales estudiosos de la materia evaluativa.
    Con relación a las posturas filosóficas racionalistas y empiristas sería oportuno realizar un ejercicio dialéctico en términos hegeliano y no mirarlas como corrientes opuestas, sino como la adquisición de un nuevo significado, es decir, la teoría de los contrapuestos en las cosas o en los conceptos, así como la detección y superación de estos contrapuestos. De manera más esquemática puede definirse la dialéctica como el discurso en el que se contrapone una determinada concepción o tradición, entendida como tesis, y la muestra de los problemas y contradicciones, entendida como antítesis. De esta confrontación surge, en un tercer momento llamado síntesis, una resolución o una nueva comprensión del problema. Se aceptaría que el conocimiento urge a través de la estimulación de los sentidos (empirismo), pero haciendo énfasis que nuestros procesos internos (racionalismo) son las modificaciones de conducta, que necesariamente, se dan al recibir un conocimiento.

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